En la producción de recubrimientos, debemos dispersar los pigmentos de efecto de manera uniforme y estable en la mayoría de los ligantes orgánicos (compuestos por resinas y solventes), lo que significa que los pigmentos de efecto deben estar rodeados de solventes orgánicos. Además, después de que la mayoría de las pinturas se tiñen con pigmentos, inevitablemente entrarán en contacto con solventes orgánicos (detergentes, gasolina y aceite lubricante, etc.) durante su vida útil efectiva.

Por lo tanto, esto requiere que los pigmentos de efecto sean lo más insolubles posible en disolventes orgánicos. Si no puede ser insoluble, debemos darnos cuenta de que en varios solventes orgánicos, existe un límite para la adición de pigmentos. Si se supera esta tolerancia, se producirán manchas provocadas por pigmentos disueltos en disolventes.

La resistencia a los disolventes de los pigmentos de efecto es esencialmente la capacidad de los pigmentos para resistir la disolución de los disolventes y causar manchas. Los pigmentos inorgánicos (determinados por sus propias características de estructura química) y algunos pigmentos orgánicos sintéticos con estructuras complejas generalmente tienen buena resistencia a los solventes. Sin embargo, algunos pigmentos orgánicos de calidad inferior y los pigmentos tratados superficialmente tienen poca resistencia a los disolventes.

Los solventes utilizados para determinar la resistencia a los solventes de los pigmentos incluyen agua, colofonia, tolueno, xileno, metiletilcetona, etanol, acetato de etilo, dietilenglicol y tricloroetileno.